Según he escuchado esta mañana en la radio y he reescuchado hace un rato en el informativo del mediodía, hoy se celebra el día internacional contra el ruido. Yo la verdad, es que con esto de los días internacionales tengo una cierta disonancia, pues si por un lado entiendo que pueden cumplir una cierta función social, por otro lado me llega a cargar el montonazo de días mundiales que se vienen celebrando, que según compruebo, cada día son más.
Desde la perspectiva de plantear un día concreto como una actividad central o de partida en un camino de reivindicación o de simple celebración de un logro para mantenerlo en el bien de la comunidad, considero que este tipo de celebraciones están bien, pues de alguna manera pueden ser un punto de referencia para la óptima convivencia, ahora bien, lo que me llega a preocupar es el uso y casi abuso de este recurso (perdón por la micro poesía), ya que en un principio, la creación de un día mundial de algo, se hizo con la finalidad de llamar la atención hacia un aspecto o problema que afectaba a un conjunto de personas y que venía a pasar desapercibido excepto para los interesados, por lo que no se empleaban los esfuerzos necesarios para gestionarlo. El aspecto que me preocupa es el punto de “evolución”, por utilizar algún término, que está siguiendo la sociedad “civilizada”, pues estas celebraciones se han ido extendiendo hacia aspectos cada vez más obvios, por ejemplo el día de la paz, el día del medio ambiente…hoy el día contra el ruido; no se, creo que se corre el riesgo de banalizar este tipo de conmemoración, o por otro lado me preocupa muy seriamente el mundo que estamos construyendo en el que nos tenemos que estar recordando cuestiones esenciales para la supervivencia. Me planteo si llegaremos a celebrar el día mundial de la respiración para recordarnos que tenemos que respirar, o lo importante que es la respiración para poder vivir.
Pero centrándome en la celebración de hoy, me viene a la memoria el proverbio oriental que dice algo así como “habla solo cuando lo que tengas que decir sea más bello que el silencio”. Mayoritariamente se relaciona el ruido con los decibelios, pero a mí, si bien me molesta y me preocupa esta cuestión, no menos me preocupan otros tipos de ruidos. Recuerdo con bastante frecuencia que en cierta ocasión escuché en un curso a un profesor que dijo “muchas veces el ruido de lo que somos, no deja que se escuche lo que decimos”, pues quizás sin ser conscientes, nos viene a pasar como bellamente dice Eduardo Galeano, “somos lo que hacemos para cambiar lo que somos”. Y es que creo que vivimos inmersos en un montón de ruidos internos, en forma de estereotipos, convencionalismos, modas, costumbres de las que desconocemos su origen, etc, que de una u otra forma nos encorsetan y alejan de nuestra esencia; y a mi modo de ver, son verdaderos estruendos que no nos dejan escuchar a lo más importante que es a nosotr@s mis@s.
Ayer, a última hora de la tarde tuve algo de tiempo y salí a darle el paseo diario a mi perro en un monte cercano a casa. A esa hora del atardecer había una gran tranquilidad en el ambiente y se escuchaba el susurro del viento entremezclado con el canto de los mirlos. Paseaba entre los árboles y escuchaba el sonido de los pájaros y me parecía una bonita melodía. Quizás, pienso ahora, me parecía una bella música, ya no solo por los decibelios, ni tan siquiera por la armonía, sino también por la congruencia que había detrás de ese canto. Los pájaros cantaban su vida, no la que aparentaban ser, ni la que pretendían ser. Era un sonido sin contaminación de ningún tipo de querencia ni anhelo. Era un sonido Vivo, que nacía y moría plenamente en cada instante. Quizás, si cuidásemos este tipo de ruidos, los otros, los más escandalosos, serían algo más discretos.
6 comentarios:
Este post lo firma necesariamente el Coach Personal. Se huele a la legua. Y muy de acuerdo con todo. Abrazos grandes.
Hola dezaragoza, si me permites la chulería, creo que este post lo firma necesariamente el sentido común. Seguimos en contacto vía blogs, vía mail. Un abrazo grande.
Bueno, lo de los días internacionales... mientras no se conviertan todos en festivos... ahí están. A este paso podríamos hacer del año un calendario como esos que tiene mi madre en la mesilla, que le recuerdan un día que tiene q ser más tolerante, otro día que tiene que escuchar más al prójimo... Claro que para lo que le sirven...
En fin, que eso, que claro que hay muchos tipos de ruidos... en mi blog ahora mismo hablo de eso, ya me comentaste que lo habías leído... No me atrevo a hacer una valoración sobre si estas situaciones tienden a ir a mas, a menos o a quedarse igual, pero ahí están...
Besos!
(Pd: Dezaragoza y tú sois unos chulazos!)
Pues ese es el tema Cris, que a veces uno se pregunta que para qué sirven viendose lo que se ve.
Y sobre el como evolucionen estos ruidos, pues como todo,dependerá de muchos factores, pero sobre todo creo yo que estarán en función del grado de consciencia de la realidad que tengamos. Yo al final lo reduzco todo al mismo punto, pararse y VER. Tan fácil y tan dificil a la vez.
Lo de chulazos me lo tomo como sinónimo de ser unos chachi pirulis no?
Besos.
Uno de mis recursos para "escapar" a veces de las circunstancias es precisamente irme al monte o a la playa (soy afortunada por tener ambos a mi abasto a cinco minutos de coche). Tal vez la pifie, tal vez ya lo conozcas, pero leyéndote, no puedo dejar de recomendarte leer Walden. Te pongo un enlace para que te hagas una idea, y tú ya decides:
Aquí
Muchos besos
Hola Majo, yo soy como tú, en cuanto puedo me fugo al monte y también me siento afortunado por tenerlo tan cerquita de casa, es una de las pocas cosas que me gusta del lugar dónde vivo. En cuanto a tu recomendación , ya de entrada te digo que no conocía a Walden y lo voy a leer tranquilamente y te diré. De entrada ya te digo que la página que me has enlazado me ha encantado, pues a mi me gusta bastante Ossho, Krishnamurti y otros de los autores que tratan en esa dirección, con lo cual ha sido todo un hallazgo. Ya te contaré mas despacio, te mandaré un mail.
Un beso.
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