sábado, 15 de agosto de 2009

Estoy sin estar.


Hace ya una semana que regresé, si bien sigo ausente pues estos días tengo que enfocar mi energía en dirección a la semana de exámenes de septiembre. Si todo sale bien terminará una etapa larga (demasiado larga) de mi vida y si no sale bien pues se alargará aún más.
Yo, que siempre he sido corredor y he disfrutado moviendo mis piernas, paradojicamente reconozco que ahora esta carrera me tiene ya las fuerzas limadas. Más exactamente, tengo la motivación un par de pisos más abajo del sótano, pues a qué negarlo, en este tiempo me he ido desencantando con la carrera, con las propias universidades con el sistema tal y como está montado a nivel social, a nivel laboral... sí, ya se que no estoy descubriendo la fórmula del algodón dulce y que estas cuestiones las ven claras hasta los ciegos, pero no se, el caso es que llevo tiempo intentando digerir todo este rollo sistémico-existencial en el que vivo y cada vez tengo más claro que el conocimiento y la titulación no son hermanos siameses, al igual que no son inseparables las vacaciones y el descanso, la riqueza y el dinero y muchas y variadas parejas socialmente establecidas.
El caso es que en estos días de distancia que me he tomado, he tenido tiempo para tener silencio, soledad, lectura, dibujo, montaña...digamos que he disfrutado de espacios y tiempos para los que no suelo dejar mucho espacio ni tiempo (valga la rebuznancia), lo que me ha supuesto una hemorragia de placer, hasta tal punto que cuando llevaba unos días acoplado en el nuevo lugar y mi cuerpo y mi mente se relajaron comencé a tener como una especie de respuesta de choque y empecé a notar palpitaciones, presión en el pecho y cierta sensación de ahogo... la verdad es que no daba muy buen rollo, pero tenía tantas ganas de desconectar que opté por no hacerle demasiado caso y dejar fluir todo, suponiendo o queriendo suponer que esas sensaciones pasarían. Y efectivamente pasaron y en unos días todo volvió a la normalidad. Pero este hecho me hizo pensar acerca de como vamos integrando nuestro día a día en nuestra vivienda principal que es nuestro cuerpo.
Yo, que no soy lo que se dice una persona que tenga un ritmo de vida estresado, ni realizo unas actividades que lleven mi cuerpo hasta extremos que lo machaquen, llegué a la conclusión de que no hace falta que caiga una tromba de agua y el río tenga una crecida para que tu casa sea arrastrada, pues basta con que haya una pequeña fuga de agua que se filtre en dirección al subsuelo para que todo sea cuestión de tiempo y los cimientos estén posados sobre terreno cenagoso y tu casa tiemble y titubee su estabilidad. Esto es exáctamente lo que creo que me pasó o al menos es la interpretación que yo le he dado, en este hobby mío de comerme el coco a dos manos.
Los microestresores que me bombardean a diario desapareciron (ruidos, vecinos, tele, noticias...) y fue como apagar toda una serie de estímulos perpetuos a los que estoy normalmente expuesto. De alguna manera mis sistemas internos se resetearon y quizás como un ordenador, tuve un proceso de reinicio y de chequeo para calibrar fallos en mis circuitos, mi memoria y mi batería. Quizás si no hiciera estas paradas, si siguiera de manera perpetua en esa dinámica de microtensiones, llegaría un momento en que haría "plof" y me fundiría de la manera más tonta.
He aquí otra relación engañosa y socialmente establecida, descansar cuando se está cansado. A veces puede ser tarde, porque el concepto cansancio como el de libertad, felicidad, amor y tantos otros, no los llegamos a tener meridianamente claros...y así nos va como nos va.
Ahora, en estos días en que los libros me ocupan casi de lleno, en que leyendo ciertas estupideces - además mal escritas-, por una doctora en psicología y una doctora en pedagogía; con cierto tono de encabronamiento en el ambiente me pregunto ¿para qué narices quiero yo terminar la carrera? ¿de qué me ha servido hacerme ciertos cuestionamientos? ¿para qué coño me he reiniciado, para literalmente volver a empezar en la misma historia? Me acuerdo entonces de las taticardias y postergo las respuestas a partir del día 8 de septiembre que acabe el examen.