lunes, 2 de septiembre de 2013

Es tiempo de desespiralizar para no desesperar



La forma geométrica que más se repite en la naturaleza es la curva, los astros y sus trayectorias trazan esta forma en sus distintas variantes, circunferencias, óvalos, elipses…Y seguramente haya algo que se escape en mayor o menor medida a este influjo curvilíneo pero en cualquier caso casi todo o al menos una gran parte del universo está bajo la influencia de esta forma.
 
En el zen, la vida o la existencia se representa con un círculo sin cerrar, como un gesto que recuerda que la naturaleza es cíclica pero a la vez no está cerrada en un bucle infinito. Yo creo que en esa línea de imagen alegórica, la vida se podría representar como una espiral, que igual recuerda el sentido cíclico de las cosas pero a la vez expresa que ese ciclo nunca es el mismo pues en cada momento está más cerca o más lejos del origen. Así, la espiral se puede andar o desandar, o utilizando el título de éste post, espiralizar o desespiralizar (palabras que por otro lado ignoro si existen, pero que en todo caso me sirven para entenderme).

En este momento creo que es tiempo de desespiralizar, es decir, de volver al centro. Las diversas situaciones y circunstancias en que me he ido metiendo y saltando de una a otra, como haría un niño que juega saltando de un charco a otro, me han llevado cada vez más adelante en esa espiral pero a la vez más lejos de mi centro. Ahora toca regresar. Y no sé si llegaré hasta mi centro, pero al menos tengo que hacerlo hasta que nuevamente me habite la sensación de que estoy cerca de mí, de que conozco al que veo en el espejo cada mañana al lavarme la cara.

jueves, 15 de agosto de 2013

Cuatro leyes de la espiritualidad.


En India se enseñan las "Cuatro Leyes de la Espiritualidad"

La primera dice:
"La persona que llega es la persona correcta"
Es decir, nadie llega a nuestras vidas por casualidad, todas las personas que nos rodean, que interactúan con ...nosotros, están allí por algo, para hacernos aprender y avanzar en cada situación.

La segunda ley dice:
"Lo que sucede es la única cosa que podía haber sucedido".
Nada, pero nada, absolutamente nada de lo que nos sucede en nuestras vidas podría haber sido de otra manera. Ni siquiera el detalle más insignificante. No existe el: "si hubiera hecho tal cosa...hubiera sucedido tal otra...". No. Lo que pasó fue lo único que pudo haber pasado, y tuvo que haber sido así para que aprendamos esa lección y sigamos adelante. Todas y cada una de las situaciones que nos suceden en nuestras vidas son perfectas, aunque nuestra mente y nuestro ego se resistan y no quieran aceptarlo.

La tercera dice:
"En cualquier momento que comience es el momento correcto".
Todo comienza en el momento indicado, ni antes, ni después. Cuando estamos preparados para que algo nuevo empiece en nuestras vidas, es allí cuando comenzará.

La cuarta y última:
"Cuando algo termina, termina"
Simplemente así. Si algo terminó en nuestras vidas, es para nuestra evolución, por lo tanto es mejor dejarlo, seguir adelante y avanzar ya enriquecidos con esa experiencia. Creo que no es casual que estén leyendo esto; si este texto llega a nuestras vidas hoy es porque estamos preparados para entender que ningún copo de nieve cae alguna vez en el lugar equivocado!


jueves, 28 de febrero de 2013

El día menos pensado...

Así son las cosas, uno siempre planifica, programa, cuantifica, sopesa, organiza,etc, etc, etc hasta el infinito, pero luego las cosas surgen y ocurren como quiera que tienen que suceder. Esta es la grandeza de la vida.
Tenía previsto reencontrarme de nuevo con este cuaderno de silencios aunque no sabía cuando, hoy desde luego no entraba en mis planes inmediatos, pero así son las cosas, el día menos pensado te topas con algo que te gira todo. Desde que esta mañana a través de una amiga conocí esta historia, todo se me ha movido, no se hacia dónde ni se porqué pero ha sido como un movimiento sismico en toda mi placa emocional que me ha dejado tocado y con un cúmulo de sensaciones dificil de describir. La historia es esta:

"En los años 70, Marina Abramovic mantuvo una intensa historia de amor con Ulay. Pasaron 5 años viviendo en una furgoneta realizando toda clase de performances. Cuando su relación ya no daba para más, decidieron recorrer la Gran Muralla China, empezando cada uno de un lado, para encontrarse en el medio, abrazarse y no volver a verse nunca más.

23 años después, en 2010, cuando Abramovic ya era una artista consagrada, el MoMa de Nueva York dedicó una retrospectiva a su obra. Dentro de la misma, Marina compartía un minuto en silencio con cada extraño que se sentaba frente a ella. Ulay llegó sin que ella lo supiera, y esto fue lo que pasó:"