miércoles, 29 de abril de 2009

Acerca del ruido.



Según he escuchado esta mañana en la radio y he reescuchado hace un rato en el informativo del mediodía, hoy se celebra el día internacional contra el ruido. Yo la verdad, es que con esto de los días internacionales tengo una cierta disonancia, pues si por un lado entiendo que pueden cumplir una cierta función social, por otro lado me llega a cargar el montonazo de días mundiales que se vienen celebrando, que según compruebo, cada día son más.

Desde la perspectiva de plantear un día concreto como una actividad central o de partida en un camino de reivindicación o de simple celebración de un logro para mantenerlo en el bien de la comunidad, considero que este tipo de celebraciones están bien, pues de alguna manera pueden ser un punto de referencia para la óptima convivencia, ahora bien, lo que me llega a preocupar es el uso y casi abuso de este recurso (perdón por la micro poesía), ya que en un principio, la creación de un día mundial de algo, se hizo con la finalidad de llamar la atención hacia un aspecto o problema que afectaba a un conjunto de personas y que venía a pasar desapercibido excepto para los interesados, por lo que no se empleaban los esfuerzos necesarios para gestionarlo. El aspecto que me preocupa es el punto de “evolución”, por utilizar algún término, que está siguiendo la sociedad “civilizada”, pues estas celebraciones se han ido extendiendo hacia aspectos cada vez más obvios, por ejemplo el día de la paz, el día del medio ambiente…hoy el día contra el ruido; no se, creo que se corre el riesgo de banalizar este tipo de conmemoración, o por otro lado me preocupa muy seriamente el mundo que estamos construyendo en el que nos tenemos que estar recordando cuestiones esenciales para la supervivencia. Me planteo si llegaremos a celebrar el día mundial de la respiración para recordarnos que tenemos que respirar, o lo importante que es la respiración para poder vivir.

Pero centrándome en la celebración de hoy, me viene a la memoria el proverbio oriental que dice algo así como “habla solo cuando lo que tengas que decir sea más bello que el silencio”. Mayoritariamente se relaciona el ruido con los decibelios, pero a mí, si bien me molesta y me preocupa esta cuestión, no menos me preocupan otros tipos de ruidos. Recuerdo con bastante frecuencia que en cierta ocasión escuché en un curso a un profesor que dijo “muchas veces el ruido de lo que somos, no deja que se escuche lo que decimos”, pues quizás sin ser conscientes, nos viene a pasar como bellamente dice Eduardo Galeano, “somos lo que hacemos para cambiar lo que somos”. Y es que creo que vivimos inmersos en un montón de ruidos internos, en forma de estereotipos, convencionalismos, modas, costumbres de las que desconocemos su origen, etc, que de una u otra forma nos encorsetan y alejan de nuestra esencia; y a mi modo de ver, son verdaderos estruendos que no nos dejan escuchar a lo más importante que es a nosotr@s mis@s.

Ayer, a última hora de la tarde tuve algo de tiempo y salí a darle el paseo diario a mi perro en un monte cercano a casa. A esa hora del atardecer había una gran tranquilidad en el ambiente y se escuchaba el susurro del viento entremezclado con el canto de los mirlos. Paseaba entre los árboles y escuchaba el sonido de los pájaros y me parecía una bonita melodía. Quizás, pienso ahora, me parecía una bella música, ya no solo por los decibelios, ni tan siquiera por la armonía, sino también por la congruencia que había detrás de ese canto. Los pájaros cantaban su vida, no la que aparentaban ser, ni la que pretendían ser. Era un sonido sin contaminación de ningún tipo de querencia ni anhelo. Era un sonido Vivo, que nacía y moría plenamente en cada instante. Quizás, si cuidásemos este tipo de ruidos, los otros, los más escandalosos, serían algo más discretos.

lunes, 27 de abril de 2009

Ventana a la esperanza



Desde hoy incluyo en el blog un pequeño apartado que he decidido llamar como el título de esta entrada. Pretendo con ello algo parecido a lo que intento con la música que acompaña a las entradas, que no es otra cosa que aportar un grano de sosiego en este sistema que tan caóticamente venimos contruyendo, unas veces por acción y otras por omisión.
Para todo aquel que pase por este espacio compartido y por tanto me regale su visita, me permito el atrevimiento de obsequiarle con una noticia que suponga un soplo de aire nuevo y esperanzado y que invite a seguir caminando y participando en la construcción de este mundo de una manera más justa y buena para tod@s.
Aprovecho para decir que esta ventana está abierta para que tengan cabida las aportaciones de todas aquellas personas que quieran dejar cualquier noticia que de luz y energía positiva. Al igual que cada entrada tiene un espacio para comentarios que son los que realmente terminan de construir cada una de las entradas, esta arquitectura compartida es estensiva a este pequeño espacio verde.
La renovación de cada noticia será algo más periódica que la de las entradas, pero también estará en función del tiempo que disponga para poder buscar, por lo que con más motivo para animar a la participación.
Cualquier aporte se puede enviar a la siguiente dirección: cuadernodesilencios@gmail.com

viernes, 24 de abril de 2009

Zapping

Ha pasado una semana desde la última entrada. Al hacer un zapping mental a este tiempo transcurrido, reparo en los momentos que por una u otra circunstancia se han quedado en mi memoria pegados como moscas en la miel:
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En el coche escuchando la radio. La locutora pregunta al que se encarga de la información meteorológica ¿Qué previsión hay para el fin de semana?
- Aunque hoy hace bueno se espera que a partir de mañana se vuelva a arruinar el fin de semana pues vuelve la lluvia y las bajas temperaturas. Y ya va siendo hora de que se quede el buen tiempo.
- Pero bueno piensa que al campo le hace falta, hemos pasado una sequia muy dura y a los embalses y al campo no le viene mal el agua- contesta la locutora.
A lo que responde el intrépido meteorólogo, “mujer eso era antes cuando el agua era tan necesaria para el campo, ten en cuenta que hoy en día el 70% por ciento de la población vive en las ciudades…”
Llevo una semana buscando una lechuga entre mis vecinos y nada, se ve que pertenece a ese 30% por ciento denostado. También es mala suerte la mía.

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La madre de mi compa (a efectos legales mi suegra, aunque reconozco que prefiero no tener muy en cuenta esa legalidad), en un ataque de sinceridad, comenta, “la verdad es que yo estoy muy tranquila con la educación que vaya a recibir mi futuro nieto o nieta… sobre todo porque me fío de mi hija”


Estos brotes psicóticos de cariño reconozco que me dan vértigo.




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Estando en Madrid dando un paseo, me entra de repente la necesidad de entrar al Reina Sofía y fliparme una vez más con los trabajos de Antonio López. Mientras llego a la cuarta planta donde están ubicados, voy mirando a la gente, como dibuja todo tipo de caras mientras observa las obras que hay expuestas de tipo expresionista, abstracto o lo que llaman arte contemporáneo. Yo que soy más terrenal que una lombriz, me dirijo al hiperrealismo de la Gran Vía de Antonio López, pero no puedo evitar pensar si realmente estas personas entenderán algo de aquel cuadro blanco con una línea negra en el centro y ante el que se van moviendo de un lado a otro para mirar la raya desde distintos puntos de vista…
Después de subir por las escaleras hasta la cuarta planta, me dice una de las personas que hay por allí encargadas de vigilar, que en este momento las obras de López no están expuestas, así que me vuelvo a bajar las cuatro plantas y decido salirme al patio del museo para descansar. Y es ahí donde veo la siguiente escultura:


Me viene a la cabeza, lo que una vez escuché que es algo así como que entre las obras y quienes las contemplan se establece un diálogo. De ser cierto, está claro que se estaban partiendo de risa de ver como nos ponemos a flipar cuando vemos muchos de los cuadros que hay dentro del museo.
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Regresando de Madrid, paramos en el paso de Despeñaperros a tomar un café. Desde la terraza del bar tengo delante de mis ojos esta vista y me acuerdo de los cuadros del Reina Sofía y ahora soy yo el que me sonrío.


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Recibo una llamada telefónica familiar. Después de una hora de conversación con el oído caliente y el ánimo bastante quemado de aguantar chantajes emocionales, me acuerdo de aquello de “a la familia no se la elije, te viene impuesta”. Me conjuro para que la criatura que viene en camino no sea víctima de esta regla.

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Hablando con una persona de lo mal que se encuentra por un problema de salud que sufre y cuánto le cuesta seguir las pautas y hacer los ejercicios de rehabilitación que le han mandado; le digo que tiene que tener confianza en que todo saldrá bien, que aunque le venga el desánimo tiene que persistir y pensar que ella no es la única que está pasándolo mal en este momento, que habrá muchas personas que también estarán pasándolo mal y que estarán como ella luchando por salir adelante, e incluso que mire las cosas buenas que tiene, pues seguro que habrá gente que hasta lo esté pasando peor que ella. A lo que me contesta “y a mi de que me sirve saber que hay gente que está peor que yo, si lo que yo quiero es estar como los que están mejor que yo”. Me cayo y caigo en la cuenta de que el latido no es un indicador válido de que haya vida.

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En la ecografía rutinaria a la “pequeña habichuela”, nos encontramos con la sorpresa de que ya la “habichuela” tiene manos, piernas, columna vertebral, costillas, cabeza… y todo ello concentrado en apenas ocho centímetros de longitud. Me sorprendo observando el monitor con temblor de piernas y el pulso tan acelerado que se acompasa al mismo ritmo del de la pequeña cosa.

viernes, 17 de abril de 2009

Buen finde.

Palabras casi olvidadas (fragmento)
... Añorar el futuro que no existe
es aceptar la vida despojada
de sus días mejores,
y vivir es igual que haber vivido
ya, sin que ese haber vivido
suponga- por desgracia- estar ya muerto.
(Ángel González)

martes, 14 de abril de 2009

Ver.

El último libro que he leído es uno de John Berger que se titula “modos de ver”. Comienza el mismo con las siguientes palabras:

“La vista llega antes que las palabras. El niño mira y ve antes de hablar. Pero esto es cierto también en otro sentido. La vista es la que establece nuestro lugar en el mundo circundante; explicamos ese mundo con palabras, pero las palabras nunca pueden anular el hecho de que estemos rodeados por él. Nunca se ha establecido la relación entre lo que vemos y lo que sabemos. Todas las tardes vemos ponerse el sol. Sabemos que la tierra gira alrededor de él. Sin embargo, el conocimiento, la explicación, nunca se adecua completamente a la visión”.

Hoy me envuelve la sensación de haber metido la pata en algún punto pero no llego a “ver” con claridad dónde.
Me he acordado del libro y de estas palabras, pues a veces, a mi al menos me sucede, que pese a que desde el plano racional sé que veo, en ocasiones como la de hoy me queda la sensación de que todavía no he abierto los ojos y que al igual que las gallinas no saben utilizar las alas para volar así yo tampoco llego a sacarle rendimiento a mis ojos.
Me viene también a la cabeza la famosa frase “ver, oír y callar” que tantas veces me han dicho de pequeño y de la que no he llegado a hacerme amigo, pues he sido más amigo de la que dice “ver, juzgar y actuar” aunque como digo, esto en ciertos casos como hoy me genere esta sensación de incomprensión mezclada con decepción.
Seguramente como dice Berger las palabras nunca se terminarán de adecuar a la visión del atardecer, pero creo que subirme a la terraza y ver como el sol se esconde y como todo pasa, me servirá para tomar distancia.

domingo, 12 de abril de 2009

El chino y el arroz

Como conclusión al anterior post y aplicable a todas aquellas cosas que nos rodean y nos cuestionan. Ahora que han terminado estas fechas tan señaladas para los creyentes y para los no creyentes, pues digamos que los efectos colaterales salpican a todos de una u otra forma, bien sea a través del ajetreo de viandantes y procesiones en calles, o de las procesiones de coches de todos aquellos que aprovechan la coyuntura de un puente para escapar de sus lugares habituales; la cuestión es que ya todo esto pasó y todo vuelve a la “normalidad”. Y como esta “normalidad” me seguirá sorprendiendo aunque no haya tambores ni saetas por medio...

El Chino y el Arroz

Un hombre estaba poniendo flores en la tumba de su esposa, cuando vio a un hombre chino poniendo un plato de arroz en la tumba vecina.
El hombre se dirigió al chino y le pregunto, levemente burlón:
- Disculpe señor ¿de verdad cree usted que el difunto vendrá a comer el arroz?
- Si , -respondió el chino- cuando el suyo venga a oler sus flores ..

MORALEJA:
Respetar las opiniones del otro, es una de las mayores virtudes que un ser ser humano puede tener.
Las personas son diferentes, por lo tanto actúan diferente y piensan diferente.
No juzgues.... solamente comprende....

lunes, 6 de abril de 2009

Marchaaaaaaaaaando una de congruencia.

Machismo versus...


... liberación femenina





Adoctrinamiento versus...



... patrimonio cultural.








Fanatismo versus...
... Fe.

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Ayer por la tarde pasaba delante de casa una procesión, así que cogimos al perro y nos largamos al campo, de manera que cuando regresamos ya había pasado todo el jaleo. Sin duda prefiero el sonido de las ranas al zambullirse en el río y el roce de la hierba en mis piernas, al aporreamiento de los tambores y los graznidos de las cornetas.

Pero esta tarde mientras iba para el trabajo, me he cruzado por la calle con otra procesión. Aunque yo llevaba cierta prisa y no me he parado a verla pasar, si que he echado una visual a todo el cotarro. Ahí ha sido cuando por un momento he reparado como miraba aquel desfile un senegales de los que venden CDs en el top manta , esa imagen ha sido la que me ha motivado este post pues he intentando hacer un ejercicio de empatía y ver desde sus ojos aquello que ya para mis propios ojos resulta algo bastante sobredimensionado y ... bufffff, luego tenemos el valor de decir que si ellos (los extranjeros, los inmigrantes, los guiris, los indígenas...los todos los no nosotros) son así o tal o cual...

Como estamos en semana santa, ¡ que dios nos pille confesaos...!

jueves, 2 de abril de 2009

Constelaciones.


José Santiago Lavado, alcalde de un pequeño pueblo de Extremadura, decide renunciar a la mitad del sueldo que le corresponde por el cargo que ostenta a fin de utilizar ese dinero en crear un puesto de trabajo en el municipio.
Explica el alcalde que lo hace ahora «porque estamos en situación de crisis con mucha gente perdiendo su empleo y porque yo tengo mis necesidades cubiertas y moralmente entiendo que debo actuar así».
Se trata de una cuestión de «autoridad moral»


Juan Antón un agricultor valenciano, invirtió el dinero ahorrado que anteriormente gastaba en tabaco en desarrollar un proyecto de agricultura ecológica en la República Democrática del Congo, con la intención de combatir el hambre en África.
La idea surgió hace años, en un viaje a Honduras, cuando Antón conoció a un limpiador de coches que le dijo cuánto ganaba al día. “El dinero que yo me fumaba en un día era lo mismo que lo que él ganaba trabajando”, comentó Juan, quien dejó de fumar y calculó que en cinco años podía reunir 6.000 euros
Este dinero ha sido invertido en la compra y mantenimiento de dos hectáreas de terreno en Bubaku, y 400 árboles tropicales que crecen cultivados por el cabeza de una familia de nueve personas a quien Antón paga todos los meses 80 dólares.
Este valenciano también compró con 1.000 dólares la casa de madera donde vive la familia.
“Si la gente se diese cuenta de qué barato es ayudar a los demás lo haría más”, afirma convencido Juan, quien habla con esta familia por internet y por teléfono, pero que no tiene planeado visitar Bukavu porque, según afirma, con los 700 euros que cuesta el vuelo, puede comprar más hectáreas para plantar más árboles.


En la final de 200 metros lisos de la olimpiada de Beijing, entra en segunda posición y como medalla de plata el atleta de Antillas Holandesas Churandy Martina. Posteriormente le es arrebatada la medalla al quedar descalificado por haber pisado la línea de su calle y se le otorga al atleta norteamericano Shawn Crawford que entró por detrás. Meses después en la recepción de un hotel en Zurich donde se hospeda Martina, es dejado un pequeño paquete para él; encontrándose con la sorpresa al abrirlo y comprobar que era la medalla de la que fue desposeído por ese pequeño fallo en la carrera.
Crawford, posteriormente afirmó “si un rival me saca 10 metros me importa un comino si va por el centro de la calle, iba a ganarme de cualquier manera y tampoco molestó a nadie"… "No lo he hecho porque fuera lo más justo, sino porque, como atleta que soy sé cómo se tenía que sentir". Crawford, quien ya tenía en sus vitrinas una medalla olímpica de oro, la de Atenas 2004 añadió, "sé que todos nos entrenamos y competimos durante cuatro años para llegar a los Juegos. Él llegó, le dijeron que había terminado segundo y dio la vuelta de honor. Puedo comprender su humillación y lo ridículo que debió sentirse. Tenía que hacerlo, tenía que darle la medalla".
Crawford no se ciñó a la regla del juego sino que apeló a su corazón.



Quizás estos casos sean anécdotas en un mundo donde cada minuto mueren millones de personas por hambre y violencia, donde se mutilan derechos fundamentales con la misma facilidad con que se hunde una piedra en el agua; y el desequilibrio se hace tan patente que deja la sensación de que el planeta fuese a volcar de un momento a otro hacia el abismo profundo y oscuro del universo. Habrá incluso quien piense ¿y qué se soluciona con un puesto de trabajo? o ¿qué hambre quitan 400 árboles? o ¿para qué se establecen entonces unas reglas?

Sigue floreciendo el desierto de atacama cada vez que la esquiva lluvia se deja caer sobre su polvoriento y seco suelo. Debajo de la desolación parecen estar esperando escondidas bajo la arena y las piedras esas minúsculas plantas que aisladas se desintegrarían como una sola estrella en la inmensidad de la noche pero que en conjunto forman constelaciones multicolor capaces de convertir el yermo en vida.

Así yo, voy recopilando historias y circunstancias con las que construir mi vía láctea existencial que me sirva de guía y camino para este paréntesis llamado vida.