sábado, 6 de junio de 2009

Señales de vida.

Esta es la entrada que más trabajo me cuesta hacer de todas las que hasta el momento he realizado. Aunque en más de una ocasión se me pasó por la cabeza que este momento llegaría, -no el de hacer la entrada, pero si la situación que da lugar a mi estado emocional-, uno no llega a saber exactamente como encajará el momento hasta que éste llega.

Hace seis días que mi madre murió. Toda persona tiene su escala de valores, sus prioridades y sus referencias con las que manejarse en este basto mundo. Para mí, mi estrella polar se llamaba Ana, me trajo al mundo y exprimió su vida para que la mía creciese y se desarrollase con las menores carencias posibles. Los aprendizajes más importantes que he tenido han venido de su mano. Todo el campo semántico de las palabras bueno y bondad lo puedo conjugar en su recuerdo. Y por ello se que hay cosas que no tienen pago posible; y ni con mil vidas dedicadas plenamente a la tarea de devolver o de restituir sería posible equilibrar la balanza de su amor, de su esfuerzo y de toda la dedicación que tuvo para mi hermano y para mi.

Ahora pienso aquello de una imagen vale más que mil palabras, porque ya no solo no me sale la voz del cuerpo sino que mi diccionario se ha quedado bloqueado por no encontrar términos que puedan expresar lo que siento. Su recuerdo y el largo eco que me ha dejado invaden todo mi ser y solamente el dolor y el vacio están en consonancia con esta parálisis.

Sé que la vida continúa, que el tiempo todo lo cura y que vendrán otras experiencias que me llenarán y ocuparán mi tiempo y mi mente, como pueda ser la criatura que está en camino, pero también sé que no todo es reparable y sustituible. Y sé que para poder seguir viviendo tengo que hacerlo con esos huecos vitales que me harán tomar conciencia y me recordarán la fragilidad de la vida y la levedad del instante. Esos vacios serán mis piedras de toque, que me servirán de metáfora acerca de hacer el viaje ligero de equipaje.

Dios, la vida o todo a la vez me regaló la posibilidad de prepararme para este momento. La dura semana de agonía me permitió elaborar el duelo, despedirme, acompañarla y sacar esas fuerzas que me imaginaba incapaz de tener cuando intuía lejanamente esos momentos. A mi manera recé y pedí comprensión, fuerza y templanza para vivir esos instantes. Le pedí a ese dios al que intento ver su rostro en cada cosa que miro, toco o hago, que me permitiese acompañarla hasta el último momento, que no permitiese que la sombra de la muerte le llegase en una habitación de la residencia, sola. Y la comprensión, la fuerza y la templanza mantuvieron mi cuerpo pegado al suyo hasta el último aliento. Le pude decir en esos momentos cuanto la quiero, cuanto le debo y cuanto la voy a echar de menos cada segundo que me quede de vida.

Ahora siento un vacío hondo que me paraliza, pero estoy lo suficientemente sereno para poder mirar el horizonte, para saber a ciencia cierta que ella me trajo a este mundo para que hiciese mi camino y en eso estoy, aunque ahora el camino me resulte pesado y doloroso.

Mi madre ha sido la mejor maestra que la vida me ha dado, en verdad, para mí, mi madre ha sido vida en estado puro; y cada segundo que he compartido con ella ha sido un aprendizaje continuo, de tal manera que hasta en esos instantes dolorosos y amargos en que presencié que la llama se apagaba, la muerte se convirtió en un canal para emitir señales de vida, señales que me decían que vivir es otro rollo al que estamos acostumbrados a referirnos. Vivir no son los disfraces de pertenencias y posesiones que le ponemos a la existencia; vivir es un estado, una conciencia, es tener presencia y mirar a los ojos hasta a la propia muerte cuando esta llegue. Esa quizás fue la última lección que me regaló, que solo muere quien está vivo, sino, simplemente se te para el corazón y dejas de respirar.

14 comentarios:

A través del espejo dijo...

No es poco tributo, compartirla con semidesconocidos. Conozco a dos mujeres que sobreviviron a alguno de sus hijos. Una es mi propia abuela paterna, Olga. Otra es mi tía Concha.
Por ambas sé que el mayor consuelo que les habría podido alcanzar había sido vivir cada día seguras de que se irían antes que sus hijos. Para su desgracia, en su caso no fue así. Ahora que vas a ser padre no te digo que lo entenderás, porque a buen seguro ya lo entiendes, sino que lo refrendarás: Un consuelo fundamental que debes aceptar, con toda la humildad te lo digo, es saber que tu madre se fue con el alivio de que tú, de que vosotros, la sobrevivís.
Y en cierto modo, sé que el nieto en camino la hará vivir por siempre.
Te acompaño en el sentimiento.

Majo dijo...

Te acompaño en el sentimiento, Sâddha :(.

dezaragoza dijo...

Te acompaño en el sentimiento. Espero que realices una buena despedida. Ánimo.

Flor dijo...

Te dejo un beso enooorme.
Lo siento mucho.

Drago dijo...

Mi más sentido y sincero pésame. Me quedo con tus palabras, llenas de amor y esperanza.
Un abrazo.

Sâddha dijo...

Muchas gracias a tod@s, por vuestra sincera compañía. Podíais haber leído la entrada y punto, pero habeis preferido expresarme vuestro apoyo y de corazón os digo que es un consuelo. A veces no es necesario que el tiempo y la vida nos haga coincidir extensamente para que pueda brotar un sentimiento amable y el calor de una palabra sincera. Gracias por estar y acompañar.

lare dijo...

lo siento, Saddha,
querer es un sentimiento insustituible, y esta claro que quien mas nos enseña es quien mas cerca tenemos cuando somos peques, se que no consuela, pero todas las madres no saben querer...
besos de seguimos pa´lante

lare dijo...

lo siento mucho, Saddha,
quienes mas nos enseñan a querer son quienes mas cerca tenemos cuando somos peques, y no todas las madres saben querer, lo que no consuela, pero ayuda a reconocer lo que es preferible, besos de seguimos pa´lante

marqus dijo...

Me uno al sentir de los compañeros y compañeras y desde aquí te mando un fuerte abrazo. No hace mucho lo decías en otra entrada: la muerte sabe que no puede acabar con todo.

Besos

Pilardepiedra dijo...

Hola Saddha,me he quedado muy sorprendida por la noticia. Lo siento mucho. Estos días me estrañaba el ver que no escribías nada en tu blog, ya que ultimamente lo miro por si escribes algo bonito. Y ahora me encuentro uno de los textos hablando sobre la muerte más preciosos que he leído nunca. Denoto una gran sensibilidad y profundidad en tus palabras que realmente me han emocionado. Lo siento de veras. Ese momento yo también lo temo y sé que tarde o temprano llegará. Debe ser tan duro... Espero que encuentres consuelo y estoy segura que Dios te ayudará.
Un abrazo muy fuerte

Cris dijo...

Hola. He preferido dejar pasar delante mío a los demás porque no sé muy bien qué decirte.

Acabo de discutir otra vez con mi madre. Ahora mismo. Sé que no es consuelo, pero la tuya se ha ido sabiendo que la querías, que te quería, snnada que quedara por decir, con todo bien resuelto.

Además, con lo que cuentas que ella ha vivido y co lo que ha sido para ti, segramente le pasaa como a Benedetti en la cita que escribiste.

Besos y te acompaño enel sentimieto.

Sâddha dijo...

Hola de nuevo y gracias nuevamente por estos mensajes de apoyo y compañía. Como dice "a traves" me queda el consuelo de que mi madre se que en el fondo se alegra de que yo le haya sobrevivido a ella y no al revés; porque como dice lare no todo el mundo sabe querer igual y a mi al menos mi madre me regaló un amor incondicional.
Pilar, la muerte paradójicamente forma parte del vivir, aunque eso no quita para que ese momento por mucho que nos predispongamos para ello no deje de imponer respeto cuando llegue; la maravillosa incógnita es que no sabemos cuando será, lo cual de alguna manera hace que la idea de la muerte sea el pasaporte para hacer un viaje continuo al momento presente, impregnarnos de cada instante y dar todo el cariño que tengamos, a las personas que queremos y a las que podemos llegar a querer. Por eso yo desde este ciberlugar respondo a vuestros apoyos con todo el cariño que esta realidad me permite teneros, que es leeros, comentar y crecer cada día un poquito mejor gracias a todo lo que voy aprendiendo de vuestras lecturas y vuestros comentarios.
Os quiero.

P.D. Cris, con tu madre, (aunque entre tu y yo, la mujer es para darle de comer a parte), a pesar de los pesares y de todas las peleas, si estais juntas es porque está ese hilo invisible que hace que tengais cosas bonitas en común; y te dejo una así al azar, empieza por "die" y termina por "go". Un beso.

ixilik dijo...

La casualidad ha hecho que hustamente este, tan especial, sea el primer post tuyo, que leo. Tendré que esperar para leer uno alegre, porque llegaran, porque seguro que se lo debes a ella.
Un abrazo, con empujón para alante

Sâddha dijo...

Hola ixilik, gracias por pasar, por leerme y por tu apoyo. Efectivamente son muchos los momentos de felicidad y de alegría que me quedan por compartir y si tu estás por aquí para hacerte partícipe pues mejor que mejor. Como escuché una vez, la felicidad es lo único que se multiplica cuando se comparte. Un abrazo.