sábado, 11 de julio de 2009

Sobre sueños e ilusiones.

El pasado fin de semana anduve por Madrid y aproveché para hacer algunas cosillas que tenía pendientes desde hacía tiempo. Una de esas cosas que arrastraba las ganas de hacer era acercarme a Mejorada del Campo a ver la catedral que está construyendo Justo Gallego. Hacía ya bastantes años que me rondaba por la cabeza visitar ese sitio, pues si bien es verdad que tengo cierta debilidad por las catedrales, el saber que una construcción de esa envergadura la está haciendo una persona sola con sus conocimientos mas o menos rudimentarios y las claras y lógicas limitaciones que tiene el afrontar este reto en solitario, contenía todos los alicientes para que esta visita quedase fija en mi agenda con la única circunstancia de mover la fecha de realizarla, pero como una visita obligatoria para mi formación humana.
Sobra decir que me quedé maravillado de lo que vi. Ya no tanto por la estética que puede gustar más o menos o que puede dar pie a muchísimas lecturas, sino por todo el conjunto y lo que él encierra más allá de estilos arquitectónicos u otras cuestiones técnicas.
Esta obra aún por terminar, para mi supuso toda una lección sobre la vida, el sentido de la vida, el lugar que ocupamos, el tiempo que vivimos, las decisiones que tomamos…Mirase por donde mirase se podía sacar una historia, una metáfora y por supuesto una enseñanza.












La verdad es que salí del lugar con una revolución interior de cuestionamientos hacia mi mismo, de confrontación acerca de mi vida y de cómo la vivo y sobre todo y por encima de todo con una carga energética muy alta.

Ver a aquel señor de 84 años trabajando con la misma naturalidad e ilusión durante casi cuarenta años que lleva haciendo lo mismo me hizo sentirme súper pequeño y me aportó más ganas aún de seguir creciendo, aprendiendo y poniendo mi granito de arena en la construcción de un mundo algo mejor que el que tenemos.
Para mi al final la catedral resultó ser lo de menos. Como dicen por ahí “lo que alimenta es la leche y no la teta”, para mi la catedral es la teta, pero lo que se lee entre ladrillo y ladrillo es lo que realmente alimenta y hace crecer la fe y la confianza en uno mismo y en las ilusiones y objetivos que nos podamos marcar, la constancia y la paciencia para seguir aunque no siempre el viento sople a nuestro favor, la humildad y la templanza para no dejar que la vanidad y el ego manejen nuestro timón y la capacidad de convertir en una meta cada paso de nuestro camino, saboreando cada sorbo de aire que respiramos como el manjar entre los manjares.












6 comentarios:

Majo dijo...

Hay en el mundo millones de historias anónimas sorprendentes. Nos enteramos de ésta porque una firma apostó por ella para una publi, pero ¿cuántas pasarán totalmente desapercibidas?

Me emocionó mucho cuando leí esa historia por primera vez, y también me encantaría ir a conocer a Justo.

B7s

dezaragoza dijo...

Quería informarme más sobre ese proyecto que solo conocía de oídas porque también me parece genial y es sobre todo una historia de ejemplo para coaching personal. "No se puede" que no deja de ser una despersonalización (falta de toma de responsabilidades) del "no puedo" no deja de ser, en realidad, una excusa y una mentira que aceptan muchos al oírla a gente de fuera.

Te me has adelantado con el post que me parece cojonudo y realmente aleccionador. Se puede, se puede todo.

Cris dijo...

Debió ser una visita super bonita. Y por cierto, tú también demsotraste paciencia, capacidad de buscar lo bonito de la situación, etc., aprovechando tany bien lo que iba a ser un fin de aburrido, no?

Me ha encantado.
Besos!

Sâddha dijo...

Hola a tod@s.
Si Majo es cierto que hay millones de historias grandes y bellas que quedan detrás del velo del anonimato pero que en cierto modo son las que sostienen el mundo y hacen que no se desplome. A mi me gusta decir que son como los cimientos de una casa que aunque estén enterrados y no sean tan perceptibles y vistosos como los ladrillos de la fachada son los que realmente permiten que lo visible sea visible.

Dezaragoza yo lo veo igual que tú, creo que ésta es una historia ejemplificante sobre la capacidad del poder, de como querer es poder y de como el poder parte desde el primer paso del camino y no solo vive en la consecución de la meta. Justo Gallego es consciente de que debido a su edad y a la trayectoria de su obra en cuanto a plazos, obstáculos y demás circunstancias quizás sus ojos no verán terminado su proyecto, sin embargo este detalle no le merma las ganas de trabajar cada día. Esta es una opinión mía personal, pero yo creo que este hombre cada día que trabaja en su proyecto hace una catedral, lo otro, el terminar la construcción de acuerdo a unas pautas arquitectónicas es otro rollo que está bien como curiosidad, pero la verdadera catedral se termina cada día cuando se pone el sol y deja las herramientas para descansar y esperar a que amanezca otro día para seguir.

Cris yo no tuve que desarrollar ninguna capacidad, esto es como solía decir un pintor de aquí de mi pueblo que pintaba como los ángles cuando le preguntaban de dónde sacaba la inspiración para buscar sus modelos y sus paisajes a lo que él solía contestar, "yo no tengo que hacer nada, la belleza está ahí, simplemente está esperando a que la miremos y la disfrutemos", pues eso mismo me pasó a mi, yo solo tuve que andar y mirar porque lo demás hablaba por sí mismo.
Y ciertamente fue toda una bocanada de aire fresco ateniéndome a que el finde iba a ser con la suegra con todo el peso que la palabra lleva.

Besos a l@s tres.

Rosa dijo...

Impresionante.
Personas con ese interior, que no se rinden, que luchan toda la vida, esas personas, como decía Bertol Brecht, son las imprescindibles.
Gran aprendizaje el tuyo, saber diferencias la teta de la leche es de admirar también.
Como siempre es un placer leerte. Gracias y un besote.

Sâddha dijo...

Hola Rosa, gracias a ti por tu visita y tu lectura. Yo cuando veo gente como a esta persona (porque hay muchas maneras de hace catedrales, tantas como ideas claras y caminos por desarrollarlas)me pregunto porqué narices a veces los ojos se nos van detrás de tanto cantamañanas como hay suelto y que solo hace ruido pero que en el fondo no tiene nada de sustancia. A veces cuando pienso esto y me doy cuenta de como pierdo tiempo y energía con gente palabras y vidas de cartón piedra me mosqueo conmigo mismo por ser tan capullo y desperdiciar la única vida que tengo. Menos mal que como los pararayos procuro tener la toma de tierra ajustada y descargo y recargo rápido.
Un beso.