jueves, 16 de julio de 2009

Mejor locura que amargura.

El mismo fin de semana que subí a Madrid y que aproveché para visitar la catedral de Justo Gallego, se celebraban las fiestas del barrio de Chueca y la manifestación del orgullo gay, por lo que ya que estaba embarcado en ver cosas bonitas y positivas habiendo comenzado el sábado con la visita a Mejorada del Campo opté por darme un rule en la tarde por el centro y alucinar con el ambientazo que se respiraba.
Al igual que me pasó con la visita a la construcción de Justo sucedió con el espectáculo tan colorido y festivo de la tarde, no sabía exactamente qué, pero sabía que más temprano o más tarde terminaría escribiendo sobre ello en el blog. Ahora que ya han pasado casi dos semanas y estoy menos atareado voy poniendo en mi cabeza las imágenes, recordando palabras y sonidos, reviviendo sensaciones… y todo ello mientras en casa hago tareas domésticas, concretamente construir un armario que es lo que me ocupa el tiempo estos cuatro últimos días. Sé que se podría sacar el chiste fácil a raíz del trabajito con el armario y yo acordarme de las fiestas del orgullo pero es que es así de casual la vida a veces.

La cuestión es que al volver a mirar las fotos que estuve haciendo durante la mani del día 4 me han sugerido al igual que en el momento en que lo viví en directo unas ganas enormes de vivir, un estado de buen rollo y de optimismo que es sin duda de agradecer en estos tiempos que corren.



Pensaba en el momento que veía las carrozas y pienso ahora también, que no entiendo como se pueden dar connotaciones negativas y peyorativas a una opción que en el fondo se apoya en el acto más natural de los humanos como es la sexualidad y el amor. Algo tan sencillo como mostrar afecto con el cuerpo no puede ser malo. La circunstancia de si los cuerpos coinciden o difieren en su género es solo eso, una circunstancia. No me cabe en la cabeza que se pueda crear realmente un malestar profundo en la mente de alguien por ver a dos personas del mismo sexo cogidas de la mano, abrazándose o besándose. Ya me gustaría ver en muchas bodas heterosexuales las mismas caras de felicidad sincera que veía en infinidad de rostros esa tarde por el simple hecho de ir cogidos de la mano sin tener que esconderse. Me parece realmente lamentable que hallamos construido una sociedad tal que el afecto, la ternura, la pasión y el amor queden supeditados a una cuestión de cromosomas cuando por otro lado se nos llena la boca acerca de la superioridad de la especie con respecto al resto de los seres que habitan el planeta.

Ese mismo sábado a última hora de la tarde, puesto que se veía que ya era demasiada dicha para un mismo día, tocó ponerle freno al buen rollo y quedar con cierto sector de la familia política que se caracteriza por tener unas ideas que confrontadas con las del caudillo éste último queda como un camarada del PCE. El caso es que por tener algo de qué hablar se nos ocurrió a mi compa y a mi contar que habíamos ido a ver la mani del orgullo y que nos había gratamente sorprendido el montonazo de gente que había y como afortunadamente la peña va saliendo del armario o incluso mucho mejor no llega ni a entrar y ya poco a poco se va normalizando esta cuestión. La respuesta no se hizo esperar, “esto es que está de moda y ahora muchos ni lo son pero dicen que son porque queda bien”. No se si me hizo más gracia esto o el resto de la conversación en donde se lanzaban algunas insinuaciones del tipo de “si esto fuese a más correría peligro la continuidad de la especie”. Por un rato entré al trapo e intenté explicar que lo que hacía correr peligro de extinguirse la especie son las armas y con eso si que se ostenta a ver quien la tiene más larga cuando se hacen las paradas militares; pero era como si quisiese explicarle la teoría del big bang a mi perro wily, bueno tampoco es eso, porque willy aunque creo que no me entiende si que me escucha.

La conversación quedó zanjada cuando mi suegra en un conato de amabilidad me preguntó “¿y si tu hija sale lesbiana, no te importará entonces, tu que lo ves tan natural?” a lo que respondí, “sinceramente lo que me preocupará y me lo tendré que comer con patatas aunque me joda es si me sale de derechas, lo demás me trae sin cuidado”. Tras un silencio aprovechado por todos para dar un trago a nuestras respectivas copas o tomar de la tapa de manera que se disimulase el sonido de sables se optó por comentar el calor que había hecho durante todo el día y comentamos la visita a la catedral de Justo Gallego.

Concluyendo,



prefiero a unas "locas" antes que a unos tarados.


2 comentarios:

Cris dijo...

Jajajjjaa, qué grn respuesta la que le diste a tu suegra!
Tienes toda la razón. Si es que yo, desde que vi la contracampaña de intereconomía sbre e día del orgullo estoy traumatizada. :S
¿La viste,no?

Besitos!

Por cierto, qu suerte tienen en tu csa contigo, yo llevo meses con el armario de Miniyó a medias...

Sâddha dijo...

La respuesta fue sincera aunque escueta, la verdad es que diría de buena gana alguna cosita más, pero no está el horno para bollos nunca mejor dicho.
Respecto a lo de la suerte de mi casa conmigo por lo del armario, de suerte nada de nada es que si quiero tener un armario donde guardar todos los chismes o hago como juan palomo yo me lo guiso y yo me lo como y me toca pagar 500 eurazos que no tengo y que me pedía un carpintero por hacer este trabajo, así que como dicen "sabe más un necesitao que un abogao".
Y no, por salud mental procuro no ver nada de intereconomía ni en los zapping, aunque a veces me pillan por sorpresa, pero esta vez he tenido suerte y no la he visto; y la verdad es qeu duermo muy bien, jejeje.

Besotes.