jueves, 5 de febrero de 2009

Deseos al viento...


En el balcón de casa tengo colocadas unas banderas budistas, el sentido con que se utilizan por parte de los seguidores del budismo es algo que me pareció de lo más bonito. Estas banderas tienen escritos unos mantras (oraciones) en los que se pide por la paz; y se piensa que el viento al mover estas banderas se lleva esos mensajes de paz y los reparte por el mundo. Las banderas de por si tienen colores muy vivos y el simple hecho de mirarlas alegra la vista, pero si además le sumas esa intención, me resultó de lo más motivante el colocarlas. Yo vivo en un último piso y además el edificio hace esquina y es más alto que los colindantes por lo que en cierto modo hace el efecto de torre con respecto al conjunto, por lo cual las banderas son bastante visibles. Aunque ya tod@s llevamos el móvil de última generación y estamos puestísimos de todos los adelantos que van apareciendo a cada segundo, (ya casi que nos falta ponernos el chip intracutaneo como a mi perro, en lugar de llevar DNI); eso no es óbice para que el personal se sorprenda con ciertas cosas como puede ser el ver unos trocitos de tela de colores en un balcón y no ser navidad. Miran con cara rara, comentan pero no se atreven a preguntar no vaya a ser que les pueda decir que son señales para tener en mi balcón un encuentro extraterrestre.

No voy a negar que al principio me mosqueaba un poco el cuchicheo, pero luego me ha ido importando un pimiento los pensamientos ajenos y me he centrado en mis pensamientos, imaginando que esos buenos deseos de los banderines van viajando a lugares donde son recogidos y puestos en práctica. Yo por si acaso intento llevarme algunos a cuestas y poner mi granito de arena con quien me voy encontrando.

Todo esto viene por el sentido que le doy a la entrada de hoy. Resulta que tal día como hoy hace 38 años vine al mundo. A todos los efectos hoy es mi cumpleaños, pero para mí a estas alturas del partido lo más importante es caer en la cuenta de que hoy puedo celebrar esta fecha porque mi madre me trajo al mundo, me alimentó, me arropó y me ayudó a crecer. Todo esto fue bajo el precio de trabajar como una mula, pasar muchas fatigas, privarse muchas veces del pan de su boca para que no me faltase a mí y no escatimar en cuidados. Mi madre no pisó una escuela en su vida, no pudo aprender a leer ni a escribir, se chupó una guerra civil y no tuvo infancia, aunque se dejó la piel para que yo si la tuviese. En la actualidad mi madre tiene alzhéimer y está en tal grado la enfermedad que no me reconoce (o al menos esa es la apariencia), pero afortunadamente yo si la reconozco como madre y como ser humano ejemplar (para mi, por supuesto). Esta entrada lleva la intención de las banderas budistas, con ella quiero dejar a los cuatro vientos del ciberespacio todo el agradecimiento que le tengo. Si fuese budista me tendría que reencarnar en muchas vidas para poder pagarle todo lo que ha hecho por mí y todo lo que me ha enseñado.

6 comentarios:

dezaragoza dijo...

Hermoso y conmovedor. Y lleno de verdad. Hay lecciones que conviene recordar a otros con frecuencia, gracias por hacerlo conmigo.

Cris dijo...

Jo, y qué te digo yo ahora después de todo lo que has dicho tú?

No me salen las palabras.

Felicidades, de verdad.

Rosa dijo...

que bonito, que bonito y que bonito, mil gracias, mil felicidades y mil trocitos de mi pequeña fuerza.

Sâddha dijo...

Muchas gracias a los tres por estar. Sin vosotros proponeroslo habeis formado parte de mi regalo de cumpleaños y habeis puesto vuestro granito de arena para hacer que el día de hoy haya sido especial. Gracias de corazón.
Por cierto he ido a ver a mi madre y ha sido un regalazo poder abrazarla y llevarle un poquito buenos deseos de las banderas de mi balcón para que siga pa´lante como una campeona.

Cris dijo...

Gracias a tí...
Anulado el pedido.
Por cierto, yotb he tenido un regalo. Te mando un mail...

Sâddha dijo...

Hola Cris, una vez leido tu mail no me dirás que la vida no tiene magia eh?. Sigo en estado de shock.